Córdoba, Buenos Aires y Santiago de Chile, 26 de diciembre de 2000.- La Fundación para la defensa del ambiente (FUNAM) emplazó al gobierno de Argentina para que prohíba el paso del barco “Pacific Swan” por sus aguas de explotación económica y territoriales. El presidente de FUNAM, Biólogo Raúl Montenegro, envió una carta documento al Canciller argentino, A. Rodriguez Giavarini, para que en el plazo de tres días “prohíba conjuntamente con otras autoridades nacionales y la Armada el pasaje del barco ‘Pacific Swan’ por el área de explotación económica y por las aguas territoriales de Argentina” y “notifique dicha prohibición a los gobiernos de Francia y Japón, a las empresas responsables de la generación, transporte y recepción de los 192 contenedores, y al Capitán del barco”.
Montenegro le recordó al gobierno que el Artículo 41 de la Constitución Nacional “prohíbe el ingreso de residuos radiactivos al país” y que la Constitución de la provincia de Tierra del Fuego, la más amenazada por el envío, “también lo prohíbe en su artículo 56, Inciso 3”. El presidente de FUNAM, que es además profesor titular de Biología Evolutiva en la Universidad Nacional de Córdoba, anticipó que si Cancillería y el gobierno nacional no prohíben el paso del barco “estarían violando la ley. No es posible que Cancillería siga mirando hacia otro lado cuando un Chernobyl flotante amenaza nuestro territorio. Si el gobierno no prohíbe el paso del barco ‘Pacific Swan’ en el plazo que le fijamos por Carta Documento, denunciaremos al Canciller A. Rodriguez Giavarini ante la Justicia Federal por incumplimiento de los deberes de funcionario público. Todo funcionario público que no cumple ni hace cumplir la ley viola automáticamente el Artículo 248 del Código penal”.
Proponen una Ley.
FUNAM propuso la creación por ley “de una ‘zona no nuclear’ en toda el área de explotación económica y en el mar territorial de Argentina”, y que se invite al gobierno de Chile “para que también dicte su propia ley. Solo así evitaremos que sigan pasando barcos cargados con Plutonio 239 y residuos radiactivos”.
Sospechan del Gobierno Nacional.
El Dr. Raúl Montenegro agregó que dicha ley “además de coherente con la Constitución impediría que Australia nos envíe en el futuro sus residuos radiactivos”. Tras recordar que el contrato firmado por INVAP y Australia para la venta de un reactor nuclear “contenía esta posibilidad”, remarcó que los residuos radiactivos australianos “vendrían en barco desde Sydney, atravesarían el Cabo de Hornos y se descargarían en el puerto de Buenos Aires. Esto ocurriría después del año 2010. Luego de procesados, los residuos radiactivos volverían por el mismo camino a Australia”. Montenegro se preguntó si este contrato “visiblemente ilegal, pero que comprometió a la Argentina” explica “la débil y dubitativa posición del gobierno argentino ante el pasaje del barco Pacific Swan”.
Riesgos inadmisibles.
Además de fundamentar su exigencia en la Constitución, FUNAM alertó sobre los “impredecibles riesgos sanitarios y ambientales” del barco Pacific Swan. La nave, que zarpó de Francia y atravesaría el Cabo de Hornos para llegar finalmente al Japón, transporta 192 contenedores con residuos altamente radiactivos que suman 96 millones de curies de radiactividad. El Biólogo Raúl Montenegro indicó que esa cantidad “es cercana a la que descargó el accidente de Chernobyl”. Agregó que si bien los residuos están vitrificados “un accidente o incendio podría hacer que los contenedores se hundan enteros o fragmentados a las profundidades océanicas. Si esto ocurriera en las aguas territoriales de Argentina, en su área de explotación económica o incluso más allá de ambas, colapsaría para siempre la actividad pesquera y el turismo. El sur de la Argentina se tranformaría en un peligroso y maldito Chernobyl hundido. ¿Quién visitaría Tierra del Fuego?. ¿Quién compraría el producto de la pesca?. ¿Quién se haría cargo de los cuantiosos daños ambientales y económicos?. Aparentemente nuestro gobierno, titubeante e indeciso frente al pasaje del barco, no sabe que el accidente de Chernobyl, por ejemplo, ya costó más de 30.000 muertes y unos 250.000 millones de dólares”.
FUNAM indicó que los residuos radiactivos transportados “siguen siendo peligrosos durante más de 100.000 años” y que contienen “enormes cantidades de Cesio 137 y Estroncio 90, dos materiales radiactivos que ingresan fácilmente a las cadenas alimentarias”. Montenegro recordó que los organismos absorben el Cesio 137 “como si fuese azufre” y al Estroncio 90 “como si se tratase de calcio”, y que luego se acumulan “el Cesio 137 en músculo y el Estroncio 90 en hueso”. Aunque los residuos están vitrificados y contenidos en contenedores “estudios independientes han mostrado que no tienen la seguridad declamada por sus fabricantes”.
Antes no pasaron.
En 1995 la Armada chilena le cerró el paso a otro buque de la misma compañía que transportaba materiales radiactivos, el “Pacific Pintail” y que pretendía ingresar a su zona de exclusión económica. En 1997 la decidida acción de Argentina y Chile impidió que otro cargamento pasara por el Cabo de Hornos. “Es sugestivo, indicó Montenegro, que con este antecedente se vuelva a insistir en Cabo de Hornos. Habría que investigar si hubo contactos previos de los gobiernos de Francia y Japón con la Argentina, y si existieron, porque se mantuvieron en secreto”.
Fuentes: FUNAM (Córdoba); diciembre de 2000.