Por Raúl A. Montenegro.
Las aguas de la mar
La mar de Ansenuza era territorio de los Sanavirones (Shanabirones), un grupo más pacífico que los Camiare y Cami-enén de las serranías (Comechingones). La convivencia que desarrollaron Comechingones y Sanavirones les permitió frenar exitosamente los embates del imperio Incaico, pero no lograron resistir la conquista europea (Rossi Fraire y Cena, 1999). Los españoles, al ver la inmensa laguna y comprobar la salinidad de sus aguas, la rebautizaron, con la chatura de sus topónimos, “Mar Chiquita” (Bajo, 1997).
La mar de Ansenuza es uno de los diez lagos salados más extensos de la Tierra y el tercer lago con mayor superficie de Sudamérica. Ubicado en una gran cubeta del norte de Córdoba es el destino de tres grandes cuencas sin derrame al mar: el Dulce o Petri, que ingresa desde Santiago del Estero, cuyo caudal medio es de 83 m3/s, y los ríos Suquía (Q = 9 m3/s) y Xanaes (Q = 9,8 m3/s) que llegan desde el sur. El comportamiento de la laguna ha sido marcadamente irregular, con superficies y profundidades que variaron dramáticamente en función de los cambios climáticos y del caudal de sus ríos. De allí que lo consideremos un ecosistema de nivel fluctuante, con ciclos de expansión y ciclos de retracción.
Hacia fines de la década de 1960 tenía 1.850 km2 de superficie, 65 km de largo este-oeste y 30 km de ancho norte-sur. En la década de 1970 comenzó a crecer. Actualmente supera los 6.000 km2. Su profundidad en tanto ha variado entre 2 y 5 metros, como lo demuestran los escalones que bordean la laguna (Vázquez y otros, 1979). Es interesante destacar que la Mar, en los últimos 30 años, varió su superficie en + 3,24 veces.
Ansenuza es un lago salado, una mar pequeña, cuyo origen sigue siendo poco claro. Las teorías disponibles son tan contradictorias como los numerosos análisis realizados sobre sus sales y fangos. Lo más posible es que se halla formado con el aporte fluvial de pequeñas cantidades de sal, esto durante cientos y miles de años, seguido de procesos muy intensos de evaporación agudizados por la escasa profundidad de los bañados y del mismo embalse y la fuerte insolación. Cuando el Dulce sufre crecientes excepcionales sus aguas llegan al salar de Ambargasta, donde arrastran gran cantidad de sales. Este es el origen del río Saladillo, que luego se vuelca al brazo principal del Dulce. En épocas de retracción la salinidad es muy grande, hasta 364 gramos por litro. Las sales dominantes son, según Chaudet, cloruro de sodio (81,5%) y sulfato de sodio (15,8%). Las aguas de la mar también contienen sulfato de magnesio, sulfato de calcio, cloruro de potasio, cloruro de litio y carbonato cálcico (Vázquez y otros, 1979; Reyna y otros, 1999). Durante estos períodos el único organismo que soporta los altos tenores de sal es Artemia salina, un diminuto crustáceo que sirve de alimento a los flamencos. Cuando entra en ciclos de expansión, la salinidad se reduce drásticamente y pueden desarrollarse, como sucede actualmente, numerosos organismos pequeños y peces como el pejerrey.
La laguna y los bañados del río Dulce son un ecosistema único que recibe las aguas, las sales, los sedimentos y los aportes vivos de tres cuencas que nacen en sitios tan distantes como Salta y las sierras de Córdoba. Allí, en el límite sur del gran “Chaco” de llanura, se conforma un curioso sistema “centrípeto” de líquidos y genes donde coexisten especies locales con poblaciones migratorias de aves que lo utilizan de parador. Esto es particularmente importante: a la concentración y multiplicación de formas vivas propias del ambiente Chaqueño se le agregan estas verdaderas autopistas biológicas que conectan ecosistemas distantes miles de kilómetros entre sí.
Un ecosistema de parches
La región es un complejo de ecosistemas terrestres boscosos y de pastizal, ambientes salinos con vegetación halófila (“amiga de la sal”), bañados de inundación con pastos, masas de agua estacionales y la enorme lguna permanente, pulsátil y por lo tanto de superficie variable. Es un abigarrado conjunto de parches con distintos tipos de vegetación y suelo. Todos ellos son variantes fisonómicas de la Provincia Biogeográfica Chaqueña. Entre todos estos ambientes existen a su vez zonas de contacto o “ecotonos” que aumentan el carácter único de Ansenuza. Es muy importante destacar que Mar Chiquita es el límite más austral del “Chaco” de llanura, y que históricamente la “continuidad” se daba hacia el norte.
Durante siglos esta región recibió las influencias de la Provincia Biogeográfica del Espinal (en realidad un “Chaco” empobrecido), tanto del Distrito del Algarrobo por el sur como del Distrito del Ñandubay por el este, y de la compleja cuña de “Chaco” serrano por el oeste que llega hasta la provincia de San Luis (cf. Cabrera y Willink, 1980). Al mismo tiempo influenció la totalidad de estos ambientes con sus corrientes de genes y especies. Hoy todas estas conexiones se están cortando definitivamente. En Santiago del Estero apenas sobreviven 700.000 hectáreas de quebrachales y en Córdoba el Espinal es un ecosistema prácticamente extinguido: apenas sobreviven sus suelos e isletas de bosque muy degradado. Desde 1914 hasta hoy la provincia perdió, estimativamente, más del 83% de todos sus bosques nativos. El desmonte, la tala selectiva, los incendios, la expansión de las fronteras agropecuarias y el sobrepastoreo siguen consumiendo lo poco que queda. En el mes de julio de 1998 la Dirección de Recursos Naturales de la provincia (Secretaría de Agricultura, Ganadería y Recursos Naturales Renovables) difundió los resultados del monitoreo de masas forestales nativas que se realizó, mediante imágenes satelitales y apoyatura de campo en los Departamentos Río Seco, Tulumba, Sobremonte, Totoral, Río Primero, Punilla, Ischilín y Cruz del Eje. Sobre una superficie relevada total de 1.500.000 Ha sólo quedaban 146.000 Ha de bosque nativo.
La Mar Chiquita y los bañados del río Dulce (además de las serranías más aisladas del Macizo Antiguo) son las últimas islas biológicas de importancia que quedan en Córdoba. Cuanto más se destruyan los “caminos” vivos que conectan la laguna y los bañados con otros ambientes, y menor sea el aporte de agua que ingrese al sistema, mayor será su aislación. Este ecosistema único se irá transformando poco a poco en una isla casi cerrada. Y las islas de tierra firme, por el implacable principio de Wilson, Mac Arthur y Simberloff, tienen un destino sombrío: perder más y más especies (cf. Wilson, 1992; Montenegro, 1998). Cabe señalar que la construcción del dique de Río Hondo, por ejemplo, debió afectar el flujo de genes y especies entre la cuenca alta del Salí-Dulce (zona de Yungas) y la cuenca baja (bañados, laguna). Este es otro estrangulamiento que agrava la condición aislada de Ansenuza.
Esto sería una verdadera tragedia para Córdoba y la humanidad. En 1994 se creó por Decreto 3.215 la Reserva Natural Provincial de Mar Chiquita. Anteriormente, a comienzos de la década de 1990 los bañados del río Dulce y la laguna de Mar Chiquita fueron declarados “Sitio Hemisférico” por el Consejo de la “Red Hemisférica de Aves Playeras”. Son por lo tanto ambientes con un notable grado de protección institucional. Actualmente la Red Hemisférica está integrada por 35 reservas distribuidas en 7 países, de las cuales 3 se localizan en Argentina: Mar Chiquita en Córdoba, Costa Atlántica en Tierra del Fuego y Bahía de San Antonio en Río Negro. Queda pendiente la incorporación de los Bañados del río Dulce y la laguna de Mar Chiquita a las “Reservas de la Biosfera” de la UNESCO y a los “Sitios Ramsar” creados por la Convención de Ramsar sobre Humedales (Ley Nacional de adhesión nº 23.919/91). En la zona se censaron 317 especies y subespecies de aves que representan el 90% de todas las conocidas para Córdoba y el 30% de la avifauna argentina, 51 especies de mamíferos, 17 de reptiles, 9 de anfibios, 31 de peces y 133 de vegetales (Soria y otros, 1998). En cuanto a la diversidad de invertebrados, y muy especialmente de insectos, los valores superan en varios órdenes de magnitud el total de especies de vertebrados y plantas verdes. Especies de hormica cortadora como la “isaú”, Atta volenweideri, son características de los ambientes secos y abiertos. También debe ser importante la cantidad de especies nativas de virus, bacterias, algas y otros grupos, relegados durante los estudios. Hasta es posible que existan numerosas especies nuevas nunca descritas, sobre todo entre los insectos y otros invertebrados.
La Biodiversidad en Crisis
En los ecosistemas boscosos y de pastizal no inundables que dominan al oeste de la laguna y los bañados su especie característica es el quebracho colorado (Schinopsis lorentzii), por lo general asociado con quebracho blanco (Aspidosperma quebracho-blanco), mistol (Zizyphus mistol), brea (Cercidium praecox), algarrobo blanco (Prosopis alba) y algarrobo negro (Prosopis nigra), entre otros. Son muy frecuentes además las cactáceas Opuntia quimilo y Cereus coryne.
Los ambientes terrestres de la Mar son la última frontera salvaje de la provincia. Allí se extinguieron los últimos jaguares y se encuentran aún en número considerable los gatos monteses (Felis spp.). Son abundantes las martinetas (Eudromia elegans). También es característica la abundancia de serpientes, siendo esta la única zona donde es frecuente la víbora de la cruz (Bothrops alternatus). Se encuentran igualmente el conejo de los palos (Pediolagus salinicola) y la liebre o mara (Dolichotis patagonun centricola) (Bucher y Abalos, 1979). Diez de sus especies están clasificadas como “amenazadas” o en “peligro de extinción” en los Apéndices de la Convención de Washington (CITES): el aguará-guazú, la nutria, el gato montés, el yaguarundí, el guanaco, el oso melero, la boa de las vizcacheras, la tortuga terrestre, el ñandú y los flamencos (Soria y otros, 1998).
En el área de los bañados son abundantes las especies acuáticas, muchas de ellas comunes con las que se hallan en las lagunas pampásicas. Se destacan considerables poblaciones de flamencos (Phoenicopterus chilensis) que nidifican en grandes colonias ubicadas en lugares poco accesibles de la costa y algunas islas. También se encuentra el flamenco andino (Phoenicoparrus andinus). Abundan también el tero real (Himantopus himantopus), la gaviota de capucho café (Larus maculipennis) y varios chorlos, especialmente Steganopus tricolor, que forma enormes bandadas (Bucher y Abalos, 1979). Se estima que en esta zona habitan, por ejemplo, más de 30 millones de chorlos y playeros (Soria y otros, 1998). La fauna de aves tiende a ser especialmente rica en la desembocadura de los ríos, particularmente del Dulce en el norte y del río Xanaes en el sur (Plujunta). En los humedales se encuentran además el sapo rococó (Bufo paracnemis), de gran tamaño, la rana chaqueña (Leptodactylus chaquensis) y la ranita (Leptodactylus bufonius) que vive en charcos temporarios de terrenos arcillosos y que se reproduce poniendo huevos en nidos subterráneos cavados bajo el barro (Bucher y Abalos, 1979).
En el río Salí-Dulce existen varias especies dominantes de peces, como el bagre, el sábalo, la boga, la tararira y la carpa. Los relevamientos efectuados en los Departamentos Salavina, Atamisqui, Quebrachos y Mitre por el Equipo del Programa Río Dulce y O. Sánchez (Santiago del Estero) mostraron que “ante la falta de escala de peces en el dique, el bañado sirve como área de reproducción y cría de numerosas especies de peces” (Soria y otros, 1998). Pero además de la alta biodiversidad local este complejo ecosistema alberga importantes poblaciones de paso, sobre todo aves. Cabe recordar que para el Cono Sur se identificaron, en 1990, unas 100 especies de aves acuáticas de hábitos migratorios. Muchas de estas especies utilizan los bañados y la laguna como parador y fuente de reaprovisionamiento. Las alteraciones de los humedales provocaría un serio daño al movimiento de estas especies, trasladando el impacto a cientos y miles de kilómetros de distancia (ver Soria y otros, 1998). La tendencia hacia la insularización que sufre la región de los bañados y la propia laguna los convierte en ecosistemas progresivamente más frágiles y sensibles al disturbio. De allí que cualquier factor adicional de presión pueda ser extremadamente grave para su supervivencia.
El impacto ambiental del Canal Federal
El proyecto se inició y desarrolló como una compleja obra de ingeniería sin evaluación previa de impacto ambiental que ya violó las Leyes del Ambiente 7.343 de Córdoba, 6.321 de Santiago del Estero y 6.269 de la provincia de Tucumán. Originalmente participaron del proyecto el gobierno Federal, hoy su principal impulsor, y las provincias de Tucumán, Santiago del Estero, Córdoba, Catamarca y La Rioja. Salta nunca fue invitada a las deliberaciones. Aunque se suscribieron numerosos documentos, la mayoría eludió la realización de evaluaciones de impacto ambiental (EIA). La única excepción fue un estudio complementario, incluido como anexo en el acuerdo de 1994, para evaluar el impacto del SIF sobre la laguna de Mar Chiquita (cf. Montenegro, 1999).
En 1998 el equipo consultor de la Universidad Nacional de Córdoba dirigido por Santiago Reyna dio a conocer un anticipo primero y la versión definitiva después del estudio complementario sobre el impacto que tendría la quita de agua sobre el comportamiento hídrico de la laguna de Mar Chiquita (Expediente 0425-57.166/98). Este trabajo fue financiado por el Consejo Federal de Inversiones como parte del convenio suscrito en 1994. Sus resultados, determinados para seis escenarios de extracción “Q” (5, 10, 20, 30 y 60 m3/s), calcularon los niveles de impacto para 7 factores y 19 subfactores. Los de cierta magnitud se apreciaron muy claramente a partir de Q = 10 m3/s. Dicho trabajo generó un debate público que todavía continúa. La cuenca endorreica del río Salí-Dulce comprende arbitrariamente una porción activa o de captación situada en las provincias de Salta y Tucumán; una porción de cuenca media en la provincia de Santiago del Estero, y una porción de cuenca baja en la provincia de Córdoba.
Previo al desarrollo del SIF la cuenca ya era un sistema altamente comprometido por: (a) la deforestación y el desmanejo ambiental registrados en su cuenca de captación; (b) el cambio climático global y los efectos de las corrientes del Niño y de La Niña; © el uso actual y futuro de su módulo (con cupos variables de extracción); (d) el desorden de las obras hidráulicas existentes y de las que se prevé construir sobre su curso y canales; (e) la contaminación de sus aguas; (f) la alteración generalizada de los ambientes lóticos y leníticos del Salí-Dulce y (g) la degradación de los ecosistemas terrestres relacionados (particularmente sus humedales).
Tanto el afluente mayor de la cuenca de la laguna de Mar Chiquita, el río Dulce o Petri, como los afluentes menores, el río Xanaes o Segundo y el río Suquía o Primero, tienen comportamientos cíclicos. Son ríos de naturaleza monzónica con crecientes en verano y bajantes en invierno. Una extracción importante de agua en el río Salí-Dulce, coincidente con años de sequía, podría alterar gravemente el funcionamiento pulsátil de los bañados, disminuir su biodiversidad y afectar el sistema de producción ganadera.
Actualmente los ingresos por actividades económicas directa e indirectamente relacionadas con la laguna son: por turismo, 5,2 a 7 millones de dólares/año; por ganadería, sobre unas 120.000 hectáreas, 4,2 millones de dólares/año; por producción nutriera, 840.000 dólares/año, y por pesca de pejerrey >700.000 dólares/año (Bazán, Herrera y Michelutti, 1998; Reyna y otros, 1998). La plena operación del Canal Federal en años críticos podría significar pérdidas anuales, estimadas, de aproximadamente 11 a 13 millones de dólares.
El gran ecosistema regional de Ansenuza integra un complejo juego de subsistemas fluctuantes, con soportes no vivos y organismos adaptados a ese juego. El impacto más grave ocurre cuando parte de ese juego se rompe, esto es, cuando la bajante -que forma parte del sistema- se vuelve constante. Tanto el desorden con que está siendo manejada la quita de agua del río Dulce en Santiago del Estero como el proyecto Canal Federal imponen al sistema de la cuenca baja (bañados, laguna de Mar Chiquita) ya no un modelo de flujo bajo y constante, sino un modelo de flujo en descenso (modelo de caudal decreciente). Aunque disimulable durante épocas de gran pluviosidad y de menor capacidad de retención en las cuencas altas, su impacto podría ser altamente significativo durante los períodos secos. El sistema está adaptado a las fluctuaciones, no al mantenimiento de uno de los extremos de esa fluctuación (en este caso el de bajo caudal).
Si todos los factores negativos actuasen simultáneamente, una situación bastante probable, la crisis de la laguna y los bañados podría ser grave e incluso terminal. Tres hechos avalan esta previsión: (a) el proyecto de Canal Federal se instala sobre un sistema que ya sufre fuertes disturbios, esto es, que tiene sus capacidades de carga (“K”) totalmente desbordadas; (b) el escenario climático resulta poco propicio dado el juego de las oscilaciones australes de El Niño y La Niña, ambos fuertemente influenciados por el cambio climático global, y (c) los flujos y nodos de especies y genes, biodiversidad, están en su mínimo histórico y con tendencia a disminuír. El norte de Córdoba y el sur de Santiago del Estero siguen siendo terreno libre para el desmonte, los incendios, el tráfico de fauna silvestre y la caza deportiva. Debe quedar en claro que los flujos de especies y genes están “cortados” o por lo menos “estrangulados” desde casi todas las direcciones. Los colapsos hídrico y biológico podrían disparar a su vez graves crisis socio-ambientales en los pastizales de inundación del río Dulce, donde se mantienen sistemas ganaderos, en la propia laguna y en los asentamientos humanos del oeste, sur y este de la Mar Chiquita, cuyas actividades turísticas y pesqueras podrían mermar (Montenegro, 1999).
El desarrollo sustentable de Ansenuza
Los bañados del río Dulce, la laguna, y los ecosistemas terrestres que se relacionan con ambos humedales, son definitivamente frágiles y están siendo cada vez más fragmentados y aislados. En este contexto tanto el Canal Federal como cualquier otra obra que provoque quita de agua, o destruya irreversiblemente los ambientes nativos, tensa el sistema y lo mueve hacia el desorden, la pérdida de biodiversidad, la inestabilidad y el colapso económico.
La única alternativa de desarrollo sustentable para la región es el mantenimiento de los ecosistemas naturales, terrestres y acuáticos, y el diseño y despliegue de actividades económicas que no los destruyan. Entre sus componentes fundamentales pueden mencionarse al turismo, la ganadería de baja carga (sobre todo orgánica), el cultivo de plantas autóctonas como la tuna, el mistol y las cactáceas forrajeras, la pesca de pejerrey, la cría en cautiverio de nutria, y las actividades artesanales. Este desarrollo sin embargo está condicionado no solamente al archivo del proyecto Canal Federal, sino también a la reorganización de los Comités de Cuenca (con mecanismos de participación ciudadana) y al mantenimiento de “caudales ecológicos” en los ríos Dulce, Suquía y Xanaes. Como parte de esta estrategia urge consolidar la protección de la Reserva Provincial e iniciar las gestiones para que los bañados, la laguna y sus ecosistemas terrestres queden incorporados a las “Reservas de la Biosfera” de UNESCO y a los “Sitios Ramsar” de la Convención sobre Humedales. Para que esto se logre y aumente el atractivo turístico de la región, debería diseñarse y luego poner en marcha un “Programa Verde” que, entre otras iniciativas, racionalice el consumo de bienes, ahorre energía, fomente la instalación de tecnologías apropiadas, reduzca la producción de residuos, recicle y trate la basura doméstica, gestione adecuadamente los líquidos cloacales, rurales y mineros, conserve los ambientes nativos, erradique la caza comercial y deportiva, y promueva la obtención de certificaciones ISO 14.000.
Miramar, el pueblo de Ansenuza
Por Rosana A. Guerra.
Algunos lugares se hacen populares por la belleza de sus paisajes y la particularidad de sus personajes.
Otros trascienden el anonimato por acontecimientos excepcionales que rompen con el curso de la historia todavía no escrita. Pero unos pocos pueden arropar la frescura del presente y el gris recuerdo del pasado al mismo tiempo sin perder su propia identidad.
La localidad de Miramar, ubicada en el extremo noreste de la provincia de Córdoba, entre los meridianos 62º y 63º y los paralelos 30º y 31º, posee uno de los diez lagos salados más extensos del planeta y uno de los escasos lugares de la Argentina donde se puede contemplar la puesta del sol en el horizonte perfecto que contornea el agua. La laguna Mar Chiquita y el sistema de bañados del río Dulce abarcan los departamentos San Justo, Río Primero, Río Seco, Tulumba, parte de la provincia de Santiago del Estero, y brindan la mayor parte de los recursos naturales que sustentan la actividad económica de Miramar.
Los datos climatológicos registrados durante 1957-1965 por la Fuerza Aérea, indican que la temperatura máxima promedio fue de 24,9 º C con una máxima absoluta de 43,8 º C, una temperatura mínima promedio de 13,3 ºC y una mínima absoluta de -5,3 ºC. Para este mismo período la precipitación media fue de 833 milímetros. Según el censo del año 1996 en Miramar viven 2.164 habitantes, un 20, 2% más que el registrado en el censo del año 1991(1.800 habitantes). De ese total, la mitad vive del turismo y el resto se reparte entre la pesca del pejerrey y la cría de nutrias en cautiverio.
A pesar de la catástrofe ocurrida hace 20 años cuando la Laguna Mar Chiquita inundó la mitad del pueblo y destruyó parte de los campos de la zona, los lugareños han demostrado que aprendieron a subsistir con los recursos que les brinda la Mar de Ansenuza, nombre indígena de Mar Chiquita. Tras el desastre de diciembre de 1978 y durante más de diez años los miramarenses sobrevivieron sabiendo que bajo las aguas permanecían hundidos 102 hoteles y 200 viviendas, vislumbrando la cruz de la iglesia en medio de la mar azotada por el viento y entrecruzada por los atardeceres. Al dinamitarse los edificios inundados en 1992, los recuerdos de la catástrofe se desmoronaron. Actualmente la mayor parte de la actividad económica de este pueblo, se mantiene gracias a la riqueza de la Laguna. En el verano de 1998, los lugareños acogieron a 100.000 turistas que se acercaron a la Mar de Ansenuza atraídos por las propiedades terapéuticas de sus barros y aguas saladas.
En la temporada estival más alta de los últimos veinte años, Miramar respondió con sus 1.800 plazas hoteleras y con la calidez de los lugareños que ofrecieron sus casas de familia como albergues de paso. En este tipo de épocas turísticas de alta en que se ve rebasada la oferta hotelera de Miramar a los visitantes se los deriva a localidades vecinas como Marull, Balnearia y Morteros. A la riqueza faunística y paisajística de la Laguna se le suma la inventiva de sus habitantes reflejada en los carteles apostados en los frentes de las casas que titulan: “alquilo por temporada” y el clásico y repetido “Se vende pejerrey fresco”.
Al contrario de lo que se cree, la creciente de 1978 no sólo trajo dolor y sufrimiento sino también un efecto benéfico: al disminuir la salinidad del agua el pejerrey se multiplicó considerablemente. Las modificaciones a la ley de pesca que autorizaron en 1996 la extracción de esta especie con fines comerciales únicamente en la Mar Chiquita, también contribuyó a incrementar esta actividad que mueve anualmente unos 700.000 pesos. En Miramar existen familias completas dedicadas a la actividad pesquera, desde los hombres con sus hijos que calan sus redes en la mar todas las mañanas y regresan con una carga promedio de 40 kilogramos diarios de pejerrey (fileteado), hasta las mujeres que realizan el despinado del pescado. Como dato interesante, de los 80 pescadores habilitados en Córdoba, 60 viven en Mar Chiquita. La mitad de los “capitanes de ultramar” lo faena por su cuenta; el precio pagado por los pejerreyes es de alrededor de 2,25 pesos por kilogramo (entre 2,0 y 2,5 pesos). El resto se ahorra este trabajo y lo vende a la procesadora de Luis Pierucci, recibiendo algo menos de un peso por kilogramo.
En este pueblo del norte de Córdoba, además del espectáculo de los flamencos que pueden ser contemplados en la Reserva luego de viajar por la Laguna, se encuentran en la Mar de Ansenuza el 30% de las especies de aves del país y el 90% de aves de nuestra provincia de Córdoba. Por este motivo la Mar de Ansenuza fue declarada Reserva natural y provincial, además de sitio de la Red Hemisférica de Aves Playeras en 1991. Aunque los flamencos se encuentran en la lista de especies amenazadas, habitan en sus orillas el flamenco austral (Phoenicopterus chilensis) y el flamenco andino (Phoenicoparrus andinus) que nidifica en la Cordillera de los Andes y visita la laguna en invierno. La Mar de Ansenuza es el único lugar donde la gaviota de Franklin pasa los meses de invierno antes de regresar en verano a sus lugares de cría en Norteamérica, en tanto que el gaviotín pico grueso (Gelochelidon nilotica) eligió a los islotes de la laguna como el único lugar de Sudamérica para reproducirse.
Miramar, el pueblo donde las calles conducen indefectiblemente a la mar y donde sus habitantes viven gracias a los recursos de la laguna y los Bañados del Dulce, sólo puede mantenerse a través de un desarrollo sustentable que preserve la riqueza y la belleza de sus ecosistemas únicos.
(*) Periodista.
Referencias:
González L. 1999. Mar Chiquita. Diario La Voz del Interior, Córdoba, 17/05/99. www.lavozdelinterior.com.ar
Reyna, S. y otros. 1998. Valoración del impacto ambiental en la región de Mar Chiquita y la cuenca afectada por el Canal Federal. Convenio Ministerio del Interior, Gobierno de Córdoba y CFI, Córdoba, vol. 1 (309 p.) y vol.2 (545 p. +Anexos).
Fuerza Aérea Argentina. 1999. Departamento de Metereología del Area Noroeste de la Fuerza Aérea Argentina. Mimeo, Córdoba, 6 p.
Abandonado por inviable
El 14 de junio de este año el controvertido proyecto del Canal Federal “quedó abandonado por inviable”, decisión tomada finalmente por los gobernadores de La Rioja, Angel Maza y de Catamarca, Oscar Castillo. En una escueta declaración, el funcionario de Catamarca señaló que “el proyecto Canal Federal como tal se abandona”, obedeciendo a las medidas de ajuste impulsadas por el gobierno nacional de Fernando De La Rúa. Sostuvo además que “ahora se buscan nuevas formas más económicas de inversión hídrica que permitan el desarrollo de proyectos agroganaderos”. El proyecto promovido por el ex presidente Carlos Menem prentendía llevar agua a La Felipa en la Rioja. De la iniciativa participaron las provincias de Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, Córdoba y el estado federal. Es importante recordar que FUNAM presentó en 1999 tres denuncias penales contra la ex Secretaria de Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable de la Nación, María Julia Alsogaray, por llevar adelante una obra “marcadamente ilegal en las provincias de Córdoba, Santiago del Estero y Tucumán”. El biólogo Raúl Montenegro de FUNAM solicitó en esa oportunidad que se investigue si las tierras beneficiadas por el Canal Federal en La Rioja y Catamarca coincidían con las propiedades adquiridas a precio irrisorio por Skycab o The Exxel Group, qué participación tuvo en esas operaciones el ex Procurador General de la Nación, Angel Agüero Iturbe y si el Canal Federal beneficiaría a propiedades del grupo Yoma. Entre los impactos ambientales más graves de la obra, Montenegro citó la “quita un agua necesaria para la supervivencia de los bañados del Río Dulce y la Laguna Mar Chiquita. Destacó que si la obra se realizaba podría generar un irreversible impacto ambiental, mayor durante sucesivos años secos, advirtiendo que si eso ocurriera colapsarían las actividades turísticas, la cría de ganado en los bañados del Dulce y la pesca comercial del pejerrey, ocasionando pérdidas por más de 10 millones de dólares al año”.
Fuentes: FUNAM (Córdoba); La Voz del Interior (Córdoba); Clarín (Buenos Aires) y Fundación Proteger (Santa Fe), abril y junio de 2000.
Bibliografía
Bajo, C. 1997. La Señora de Ansenuza y otras leyendas. Ed. del Boulevard, Córdoba, 202 p.
Bazán, C.; M. Herrera y P. Michelutti. 1998. Valoración ambiental y económico-productiva de los Bañados del río Dulce y laguna Mar Chiquita. Rev. “Páginas Verdes”, ONG Suyay, Tucumán, nº 1, pp. 15-17.
Bucher, E. y J.W. Abalos. 1979. Fauna. En: “Geografía Física de la Provincia de Córdoba”, Ed. Boldt, Córdoba, pp. 369-458.
Cabrera, A. y A. Willink. 1980. Biogeografía de América Latina. Serie Biología, Monografía nº 13, Ed. OEA, Washington, 122 p.
Montenegro, R.A. 1998. Introducción a la ecología y la gestión ambiental. Ed. Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Nacional del Comahue, 152 p.
Montenegro, R.A. 1999. El proyecto Canal Federal: una obra que viola legislación vigente e impacta ambientalmente los bañados del río Dulce y la laguna de Mar Chiquita. Resumen de la conferencia dada en el marco de la Audiencia Pública sobre el Canal Federal convocada por la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Córdoba, Córdoba, 9 p.
Reyna, S. y otros. 1998. Valoración del impacto ambiental en la región de Mar Chiquita y la cuenca afectada por el Canal Federal. Convenio Ministerio del Interior, Gobierno de Córdoba y CFI, Córdoba, vol. 1, 309 p. y vol. 2 545 p. + Anexos.
Rossi Fraire, J.R. y G. R. de Cena. 1999. Comarca de la Cuenca del Sol, Ed. de los Autores, Córdoba, 71 p.
Soria, O. y otros. 1998. Recurso de Amparo, Proyecto, Santiago del Estero, 24 p.
Vázquez, J. y otros. 1979. Aguas. En: “Geografía Física de la Provincia de Córdoba”, Ed. Boldt, Córdoba, pp. 139-211.
Wilson, E. 1992. The Diversity of Life. Ed. Norton & Co, New York, 424 p.
“La señora de Ansenuza”
Por Cristina Bajo. (*)
” La voz de su amada le hizo comprender muchas cosas, y entre ellas que ya nunca más sufriría el dolor de ser hombre, que más que el de los sentidos es el del pensamiento: se había convertido en un ave de largas y estilizadas patas, con un pico adecuado para alimentarse de lo que la laguna le brindara. Ignoraba que su nombre era ‘flamenco’, que el color de su hermoso plumaje era de un rosado que recordaba el amanecer y que desde entonces, y por siglos, viviría en Ansenuza.”Como su soberana había llorado días y días luchando por la vida del amado y oponiéndose al Señor del Fuego -comprendiendo al fin lo que debían sentir los hombres ante su indiferencia- terminó resultando que tantas lágrimas derramadas llegaron a convertir la arena en salitre. Por esto las aguas se volvieron turbias, perdiendo en transparencia pero volviéndose balsámicas para algunas enfermedades de los seres humanos: esta vez la señora de Ansenuza no había olvidado sus promesas y por siglos, los indígenas de las tribus cercanas fueron a la laguna esperando conseguir de ella alivio para sus males”.
(*) Escritora. (Cristina Bajo, “La señora de Ansenuza”, en “La señora de Ansenuza y otras leyendas”, Ed. del Boulevard, Córdoba, pp. 45-54).
Cronología del Proyecto Canal Federal
Por Raúl A. Montenegro y Rosana A. Guerra.
- Firma de una carta intención (Tucumán, Santiago del Estero y Catamarca) para indagar la posibilidad de que se traspase agua superficial desde Tucumán a La Rioja. El estudio conducido por la Empresa de Agua y Energía concluyó que la cuenca del Salí-Dulce no dispone de excedentes para ser desviados a la provincia de La Rioja.
- El Consejo Federal de Inversiones (CFI), organismo que creó el Sistema Interprovincial Federal (SIF), toma como propio el proyecto de la Empresa de Agua y Energía que negaba la existencia de excedentes en el Salí-Dulce. A pesar de esto el CFI aconsejó, como posibilidad de trasvasamiento, captar agua del primer acuífero de la llanura tucumana (1989).
1990-1991. No existieron avances significativos.
- Se suscribió un acuerdo en la localidad de Frías (14 de abril).
- Firma del Convenio Canal Federal (2 de agosto) para continuar con los estudios de prefactibilidad. Estos estudios se otorgaron sin concurso ni licitación pública a la empresa privada Ingenoa, conformada por ex-empleados de Agua y Energía de la Nación, quienes elaboraron el primer proyecto de Canal Federal.
- Se suscribió el “Convenio Canal Federal. Acta Acuerdo” (14 de diciembre) entre la Nación y las provincias de Córdoba, Catamarca, La Rioja, Tucumán y Santiago del Estero. Acordaron “aprobar el informe Anteproyecto preliminar de derivación de aguas de la cuenca del río Salí-Dulce a través del Canal Federal” (Artículo 1) y “Ratificar la ejecución de la etapa de Proyecto Definitivo prevista en el convenio vigente” (Artículo 2). Convalidaron además la prosecución de tareas por parte de la empresa Ingenoa, sin concurso ni licitación pública.
Mediante un convenio suplementario se convino “ejecutar estudios complementarios al Proyecto Canal Federal” (Claúsula 1). Las tareas a realizar incluían “la valoración del impacto ambiental (en la) región de mar Chiquita mediante el empleo de una metodología de reconocida utilización, como es la matriz de Leopold. En base a estas valoraciones y conforme a los resultados obtenidos se desarrollarán medidas preventivas, correctivas y de control que deberán aplicarse” (Anexo al convenio suscrito entre la provincia de Córdoba y el CFI). Es interesante destacar que este convenio suplementario, pese a citar la Ley del Ambiente 7.343/85 y su modificatoria 8.300 (no así el Decreto de Evaluación Ambiental 3.290/90), omitió mencionar el mecanismo de Aviso de proyecto y la posibilidad de que la obra pudiera ser rechazada. - FUNAM presentó una denuncia penal (31 de diciembre) contra el gobernador de Córdoba por haber suscrito el convenio. Al analizar estos documentos, FUNAM consideró que la adhesión de Córdoba al SIF era violatoria de la Ley del Ambiente 7.343 y del Decreto Reglamentario de Evaluación de Impacto Ambiental 3.290. La Fiscalía del 8º Turno a cargo de José María Pérez Villalobos imputó a Eduardo C. Angeloz por incumplimiento de los deberes de funcionario público y abuso de autoridad (Artículo 248 del Código Penal).
- Se realizaron numerosas modificaciones al proyecto, en su mayoría originadas desde la empresa Ingenoa como el establecimiento del sitio de toma en el dique de Río Hondo (Santiago del Estero), un replanteo de las obras de conducción y almacenamiento de agua, la incorporación de un segundo sistema de trasvasamiento desde el río Albigasta y el reemplazo del canal de conducción a cielo abierto por un tubo cerrado.
- Comenzó a incrementarse la oposición al proyecto de Canal Federal. Ciudadanos, organizaciones ambientalistas e incluso reparticiones públicas de las provincias afectadas hicieron conocer sus críticas y reparos. La ONG Suyay de Tucumán tuvo un rol destacado en este proceso. El intenso debate alrededor del Canal Federal y del acuerdo de 1993 hizo que por lo menos dos provincias se retiraran del grupo inicial: Tucumán y Córdoba. Salta continuó sin ser consultada ni pidió ser incluida en las negociaciones.
- Firma de un nuevo acuerdo en Capital Federal (25 de marzo) para garantizar el trasvasamiento de agua desde Santiago del Estero a la provincia de La Rioja. Lo suscribieron la nación y las provincias de Santiago del Estero y La Rioja. Entretanto, ciudadanos, organizaciones ambientalistas e incluso dependencias de los gobiernos provinciales acrecentaban su rechazo al proyecto. Como reacción a varias presentaciones, el Defensor del Pueblo de la Nación, Jorge Maiorano, comunicó a la Secretaría de Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable la necesidad de que se organizasen audiencias públicas en cada una de las provincias afectadas.
- Se inician acciones administrativas en defensa de los derechos provinciales. La Defensoría del Pueblo de la provincia solicitó formalmente la intervención del Poder Ejecutivo mediante Resolución 3.778/98. En el mismo sentido se expidió la Cámara de Senadores de la provincia (Resolución 1577/12/98). El Poder Ejecutivo no inició las acciones solicitadas ni se expidió públicamente contra el Canal Federal.
- El Parlamento nacional eliminó del presupuesto una partida dedicada al financiamiento de las primeras obras del Canal Federal (acciones sobre el río Albigasta por 415 millones de dólares).
- La Universidad Nacional de Córdoba presentó formalmente su trabajo “Valoración del impacto ambiental en la región de Mar Chiquita y la cuenca afectada por el Canal Federal” dirigido por Santiago Reyna. Este documento evaluó el impacto ambiental del Canal Federal para distintos escenarios de extracción. A partir de este trabajo se intensificó el debate público.
- El Poder Ejecutivo decidió por Decreto lo que no se había podido aprobar por Ley de la Nación, esto es la contratación de avales por 415 millones de dólares. Ello posibilitó el primer llamado a licitación de la obra.
- La licitación del primer tramo del SIF generó numerosos reclamos en las provincias afectadas. Los gobiernos provinciales y la Nación no habían organizado ninguna audiencia para discutir el impacto ambiental del Canal Federal, ni tenían previsto convocarlas. El gobernador de Córdoba, Ramón Bautista Mestre, mantuvo su decisión de no pronunciarse públicamente pese a la presión pública y de los medios de comunicación social.
Alicia Morales Lamberti, Profesora Titular “A” de la Cátedra de Derecho Agrario, Minero y Ambiental de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba definió muy claramente esta situación: “jamás existió por parte de las autoridades provinciales oposición alguna: no se impetró la nulidad de [los] actos licitatorios atento la carencia de aprobación previa de la viabilidad ambiental por parte de la Provincia y la ostensible incompetencia de la Secretaría de Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable para realizar dichos llamados y correlativas adjudicaciones (…). El silencio se traduce en consentimiento y el consentimiento inhibe alegar con posterioridad la propia torpeza” (Morales Lamberti ,A. 1999. Canal Federal: en busca del tiempo perdido. Diario La Voz del Interior, Córdoba, 31 de julio de 1999, p. 12 A). - La Fiscalía General del gobierno de Córdoba inició acciones ante la Justicia para proteger los intereses provinciales. Pidió la suspensión del proceso licitatorio nº. 4/98, 5/98 y 6/98 del Estado Nacional, surgidas de las actuaciones administrativas nº 1390/98, 1391/98 y 1392/98 de la Secretaría de Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable, de la Nación.
- Audiencia Pública convocada por la Defensoría del Pueblo de Córdoba y de la Nación ante la falta de respuesta y frente a la licitación encarada por la Secretaría de Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable (31 de mayo. Aula Magna de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Universidad Nacional de Córdoba).
- El Centro de Ingenieros de Córdoba rechazó el proyecto del Canal Federal mediante un documento público (13 de mayo). Respaldaron además la posición de la Provincia de Córdoba de defender la Convención Ramsar (sobre humedales) y de recurrir ante la Justicia Federal para detener los proyectos y licitaciones propuestos por la Nación.
- El Gobernador de Santiago del Estero, Carlos A. Juárez, rescindió el Convenio del SIF suscrito el 25 de marzo de 1998 en Capital Federal al considerar “que fue totalmente violado en forma unilateral por la Nación con posterioridad a la firma”.
- La Fundación para la defensa del ambiente (FUNAM) presentó una denuncia penal contra la Secretaría de Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable, María Julia Alsogaray, en los Tribunales Federales de Córdoba, Tucumán y Santiago del Estero. La presentación se basó en la “manifiesta ilegalidad” del proyecto Canal Federal, dado que viola las leyes del ambiente de esas tres provincias además de normativa nacional e internacional.
- Los gobernadores de las provincias de La Rioja, Angel Maza, y de Catamarca, Oscar Castillo, abandonaron “por inviable” el proyecto del Canal Federal . El funcionario de Catamarca señaló que “el proyecto Canal Federal se abandona”, obedeciendo a las medidas de ajuste impulsadas por el gobierno nacional de Fernando De La Rúa.
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